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Con las primera luces del día, el patrón del pailebot “Villa de Rabat” supervisaba los últimos detalles de la estiba que con destino a Cartagena y Mazarrón había de transportar. La tripulación bromeaba sobre el frío que se calaba hasta los huesos mientras realizaban las indicaciones recibidas, con la esperanza de recibir una sobre prima del armador D. Andrés Ruiz Baile, que tenía otro pailebot en navegación ( el “Villa de Santa Pola”), si la travesía se hacia en pocas horas; y prestos para zarpar acudieron a la tasca de Frasquito a desayunarse y tomar una copa de aguardiente de Elche. Revisado los aparejos y el velamen, la embarcación estaba lista para dejar el puerto de Santa Pola.

Los pescadores aún no habían salido a faenar y los más madrugadores admiraban la esbelta y bonita hechura del “Villa de Rabat”, con sus dos mástiles, y que había sido contruida en Santa Pola, con matrícula de Alicante, y botada hacía diez meses. Tenia una eslora de 21.76 m, una manga de 6.83 m, un puntal de 2.32 m, con un tonelaje de arqueo total de 59 toneladas, y un arqueo neto de 58. Su señal distintiva era JTRW.

En navegación de cabotaje llegaron a la altura de la isla Grosa sobre las doce del medio día, con dos millas a sotavento del viento del NE, que cada vez arreciba más. El patrón y la tripulación, siempre con mucho rerspeto a la mar, no se imaginaba lo que pasaría horas despues y que pudo costarles las vidas.

Serían aproximadamente las tres de la tarde del día 7 de enero de 1919, cuando descargaba un fusioso temporal de mar y viento, el “Villa de Rabat” se encontraba a cuatro millas al sur de Cabo de Palos con un mastil derribado y desarbolado totalmente. La tripulación y el patrón, haciendo uso de toda su experiencia, intentaba poner rumbo al abrigo del faro de Cabo de Palos; sin embargo las embestidas de la mar eran de tales dimensiones que empezaron a temer por sus vidas, por lo que decidieron pedir auxilio.

El muy posible naufragío había sido observado desde el faro y su atalaya por diversos marineros y pescadores de la zona, quienes sin pérdida de tiempo dieron aviso al señor Ayundante de Marina de San Savier, Don Benito Cheriguini, el cual con la mayor urgencia posible se trasladó a Cabo de Palos a pretar auxilio al barco en peligro.

Una vez en Cabo de Palos, serían las cuatro y media de la tarde, se dirigió en un bote al encuentro del pailebot cuya tripulación considerándolo ya perdido comenzaba a abandonarlo. Con grave riesgo de perecer por la mucha violencia del temporal, el valeroso oficial de Marina señor Cherigini, consiguió llegar hasta el barco, infundiendo ánimo a los esforzados tripulantes que a instancia de éste volvieron a bordo, dedicándose entonces bajo la dirección de este oficial, a poner el pailebot en condiciones de defensa.

Con un rezón y una estacha que le fueron facilitados por los pescadores, logró fondearlo como a una milla al norte del faro. Después procedió a arreglar un palo provisional utilizando la verga del trinquete sobre el pedazo que quedaba del palo mayor y terminando todas estas faenas ya muy oscurecido. A las dos de la noche arreció el viento en rachas del NE muy severas, entonces como no fuera posible sostenerse allí y antes de abandonar el barco, pudieron llevarlo con la cangreja y dos foques a la bandola y el bote por la proa, a la cala sur frente a “Cala Avellana”, donde estaba fuera de peligro y en disposición de salir para Cartagena o el Estacio. A las nueve de la mañana del siguiente llegó a Cabo de Palos el remolcador del Arsenal, trayéndolo a remolque hasta este puerto, donde fondeó.

También son dignos de especial mención, el guardaparque Francisco Tous Nadal y los pescadores Pedro Llorca, Bautistra Buigues, Marcos Buigues y Vicente Buigues, los cuales acompañaron al señor Cheriguini, en su heroico salvamento, teniendo necesidad de recorrer seiscientos metros llevando a hombros un bote para echarlo al agua pues el furioso temporal hacía imposible remontar el cabo por mar. ( El Porvenir, 13 de enero de 1919)

Por Antonio Sánchez Ortega. Miembro del Círculo de Estudios Históricos de San Javier.