La familia Darblade era de origen francés, que a mediados del siglo XIX estaban afincados en Agen, una importante ciudada del suroeste francés, en la región de Aquitania. El cabeza de familia, Jean Darblade Lamotta aprendió la técnica de la fotografía en la capital francesa, que posteriormente traería a este rincón del mediterráneo. En ese tiempo, el invento de los franceses Niepce y Daguerre se extendía como la pólvora por toda Europa.

En el año 1860 la familia de Jean Darblade fue estafada con una cantidad muy importante de dinero. Tras investigar las autoridades su paradero, dijeron a Jean Darblade que el estafador en cuestión se encontrada en una región de España, en el arco mediterráneo, que era la Región de Murcia, donde según las fuentes, donde vivía cómodamente en una hacienda de su propiedad.

Sin pensarlo dos veces, Jean Darblade, junto a su mujer Delfine Lafeuillade Julia y su pequeño hijo, Albert Darblade, tomaron camino hacia nuestras tierras. En aquella época, el transporte no era muy cómodo, ya que los viajes se realizaban en carruajes de postas tirados por  caballos o en tartanas tiradas por mulas. Además de cargar baúles llenos de ropajes, de los tres miembros de la familia, Jean decidió cargar todo su equipo fotográfico.

Cuando faltaban pocas jornadas para la llegada a la Región de Murcia, el niño Albert Darblade enfermó gravemente de fiebres maltesas y tuvieron que parar en un pequeño pueblo de pescadores que había en la costa mediterránea: Torrevieja. Se alojaron en la Fonda del Tono de este municipio, mientras que esperaron varias semanas a que se recuperar su retoño. Los torrevejenses, al enterarse de que había alojado en la Fonda una familia francesa con un hijo enfermo, empezaron a solidarizarse con ellos llevándoles pescado fresco y frutas, algo que Jean y su esposa Delfine, agradecieron enormemente, ya que ellos no habían contado con los gastos derivados del alojamiento de esta parada, ni con los gastos farmacéuticos y médicos.

También, para afrontar dichos gastos, Jean Darblade decidió montar su máquina fotográfica y ejercer su oficio en ese pequeño municipio. Así, comenzó a fotografías los rostros de estos rincones. Al encontrar cómodo, desistió en la búsqueda del estafador que iba buscando, y alquiló una pequeña casa en Torrevieja, en la calle que hoy en día lleva su nombre, para quedarse a vivir con su familia y echar raíces en España. Por entonces, ni en todo Alicante ni en Murcia, había otro fotógrafo, siendo pionero en la zona.

Pasó el tiempo, y la familia Darblade se adaptó a la vida del sureste español, y entre sus mismos vecinos, ya no eran los franceses, eran “don Juan”, “doña Delfina” y “Albertico”. Éste último, que había enfermado gravemente en el viaje desde Francia, creció fuerte y sano, fue a la escuela y aprendió el oficio de su padre, siendo la segunda generación de fotógrafos de la zona.

Más tarde, Albert Darblade se casaría en 1886 con una joven torrevejense, Josefa Aguirre Hernández, hija de una familia muy conocida de marinos de Torrevieja. De esta unión nacieron tres hijas y un hijo, Alberto Darblade Aguirre, que seguiría la tradición familiar, dedicándose al mismo oficio que su padre y abuelo. Ya entrado el siglo XX, don Juan y doña Delfina murieron, y Albert, aquel niño que enfermó, y creció en Torrevieja, murió al principio de la Guerra Civil.

Alberto Darblade Aguirre casó también en Torrevieja, pero no tuvo descendencia. Murió el 30 de julio de 1963, acabando con él la casa que fundó su abuelo, más de un siglo antes. Con él, llegó a la plenitud artística la Casa Darblade, famosos en todo el sureste español, en todas las casas de esta zona, siempre hay en el cajón de abuela una fotografía suya, de “J. Darblade”, “J. Darblade e hijo”, “A. Darblade” o “Darblade”.

Darío Quesada Ferrer

Coleccionista de fotografías delos Darblade